Me han pasado muchas cosas con respecto a los animales, cuando residía en la casa de mi abuela mi mama mi hermana y yo vivíamos en el segundo piso que era independiente, ya eran más de las diez de la noche por lo que la calle estaba sola y silenciosa, yo estaba en la sala viendo televisión y mi madre estaba en la pieza, cuando me llama mi madre y me dice que había escuchado algo y se asomo y vio a un perrito pequeño como los que apenas aprenden a caminar, el perrito dio vuelta a la calle, yo no lo podía creer así que fui para verlo, el perrito iba corriendo por la calle y me toco sacar la bicicleta para alcanzarlo, cuando me acerque a ese animalito vi que era muy pequeño, pero también me di cuenta de que estaba muy enfermito, iba llorando como lo hacen los cachorritos mientras corría y su piel estaba muy pelada, tuve que cogerlo no podía dejar a una criatura tan pequeña en la calle, lo lleve a la casa pero no lo pude subir porque esa enfermedad de la piel e contagiosa y yo tenía en ese entonces varios perros, y lo deje en la parte de debajo de las escaleras con un tendido y con comida pero ese perrito porque era macho no dejaba de llorar como si estuviera confundido y adolorido, al siguiente día no sabía qué hacer finalmente tuve que subir al perro porque tenía que salir y no lo podía dejar abajo, se le dio un baño para su problema de la piel pero al cabo del tiempo seguía llorando. Ya en la noche yo le dije a mi mama que lo lleváramos al veterinario para sacrificarlo fue una decisión facilista e irresponsable lo que se me ocurrió, lo envolví en un trapo y lo llevamos a la veterinaria, ya era tarde por lo que nos atendió un par de mujeres que hacían el turno nocturno por esos días, y cuando les conté lo que quería sacrificarlo ellas no quisieron porque se trataba de un animal muy pequeño y además aseguraban ellas que no era una enfermedad terminal, después de discutir el tema ellas accedieron a cuidar el perro y yo solo tendría que pagar algún dinero por la estadía además de los baños que tenían que hacerle al perrito, me fui a la casa muy tranquilo y al día siguiente fui en la noche con caldo de pollo para el perrito, ya le habían cortado el poco pelo que no se le había caído y así inicio su recuperación, los días pasaron y yo no dejaba de ir, la última vez que vi al perrito ya corría y jugaba porque las mujeres de la veterinaria tenían al perrito con ellas, su piel empezó a recuperarse y su vida se veía con un futuro, una noche no pude ir porque tuve muchas cosas que hacer pero al siguiente día fui sin bacilar y el perrito ya había encontrado un hogar, fue muy emotivo y feliz y espero que haya o sea muy feliz.
Ese día aprendí que la vida siempre representa muchos desafíos pero debemos luchar para enfrentarlos y no huir para buscar lo más fácil. Es de humanos equivocarse pero también es de humanos aprender.
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